Edificando sobre un cimiento solido

Pastor Julio Bolivar
Pastor Julio Bolivar

En el relato bíblico de Job 2:1-10, nos encontramos con un hombre llamado Job, cuya vida se convierte en un testimonio poderoso de fe, integridad y confianza en Dios. A pesar de enfrentar pérdidas devastadoras, Job se mantiene firme en su devoción y se niega a maldecir a Dios. Su ejemplo nos desafía a considerar cómo enfrentamos las pruebas y a mantener nuestra integridad incluso en medio del sufrimiento. Acompáñame mientras exploramos las profundas lecciones que podemos aprender de la historia de Job.

Edificando sobre un cimiento solido (Mt. 7:24-28)

Una buena construcción debe tener una fundación fuerte, una base que pueda sostenerse en el tiempo y que a pesar de la lluvia, vientos y tempestades se mantenga firme.

En esta palabra el Señor nos habla de construir, y tiene que ver con cimientos. Un cimiento es la parte que esta debajo de la tierra y sobre la que se sostiene toda la edificación. Es el terreno sobre el que descansa un edificio.

Jesús usa esta parábola para exhortarnos a ser prudentes en el tipo de cimiento sobre el que edificamos nuestra vida, dada las consecuencias que trae en el tiempo.

Los cimientos permanecen ocultos a la vista, pero se hacen evidentes ante las tormentas.

Los oyentes de Jesús aparecen aquí divididos en dos grupos: unos que oyen y ponen en práctica lo que oyen; otros que oyen y no ponen por obra lo que oyen.

Podemos ver dos casas que lucen iguales en apariencia por fuera; pero sus cimientos son diferentes. Pero cuando vienen las tormentas (problemas, adversidades), representadas por los vientos y las lluvias, se pone de manifiesto el tipo de cimiento que sostiene cada casa.

Este pasaje nos presenta dos tipos de fundamento: la roca y la arena. La roca representa a Cristo. La arena representa cualquier otro fundamento diferente a Cristo: humanismo, educación, dinero, religión, fuerza de voluntad, formación académica, etc.

Nuestra vida debe estar basada sobre la perfecta obra consumada de Cristo y no sobre nuestros méritos, fortalezas, capacidades, habilidades, dinero u otras personas.

Edificar sobre la roca equivale a edificar nuestra vida sobre la persona de Cristo, su obra y su Palabra. En el contexto de este pasaje edificar sobre la roca equivale a sujetarnos a la voluntad de Dios y andar en obediencia a Él.

Edificar sobre la roca es escuchar al Señor y su Palabra y obedecerle. Simplemente escuchar la Palabra de Dios no es suficiente para proveer un cimiento seguro. Es necesario que también seamos hacedores de su Palabra.

Jesús describe las tormentas de la vida como algo real. No dice si llegan esas tormentas. Dos veces dice: descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos y golpearon contra aquella casa.

Así que podemos estar seguros de que los cimientos de nuestra vida serán puestos a prueba. No hay forma de evitarlo. La pregunta es si los cimientos resistirán la prueba. Hemos elegido construir sobre cimientos firmes o no?

El Señor nos anima a que seamos esos hombres y mujeres que oyen su palabra y la ponen en práctica; si hacemos eso, la Palabra nos llama sabios y prudentes, que construimos sobre la roca solida que es Cristo Jesús. Estaremos preparados para soportar las pruebas y adversidades; manteniéndonos de pie, firmes y siguiendo adelante para que las promesas que nos ha dado a través de su Palabra se cumplan.

 

Estas construyendo sobre la roca o la arena?

 

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