“Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juro a tus padres, como en este día”
Dt 8:18 RVR 1960 Tuit
Col 3:1-17
La palabra dice que somos resucitados a una vida nueva con Cristo y que debemos poner la mira en las verdades del cielo (Col 3: 1a). Él está sentado en el lugar de honor, a la diestra de Dios. Como creyentes debemos pensar en las cosas de arriba y que esto determine nuestra actitud ante la vida. Debemos valorar, juzgar y considerar todas las cosas desde una perspectiva eterna. Las metas y los esfuerzos de los creyentes deben ser buscar las cosas espirituales, resistir al pecado y revestirse del carácter de Cristo.
El Apóstol Pablo hace referencia a la vida antigua que llevábamos antes de Cristo y la vida nueva que nos da para el perdón de nuestros pecados y vida eterna. Debemos hacer morir las cosas pecaminosas y terrenales que acechan dentro de nosotros (Col 3:5). Hay en esta palabra una clara mención de los tiempos, pasado, presente y futuro. Esto nos podría recordar las clases de Español que recibíamos en el colegio, pero Jesus nos habla de un tiempo pasado en donde quedo atrás la inmoralidad sexual, la impureza, las bajas pasiones y los malos deseos. La avaricia, porque la persona avara es idolatra porque adora las cosas de este mundo. Dice la palabra, solían hacer esas cosas (tiempo pasado). También afirma Pablo que ya nos hemos quitado la vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos. Pero ahora (hoy, presente) nos anima a vestirnos de la nueva naturaleza y renovarnos a medida que aprendamos a conocer a nuestro Creador y parecernos cada día más a Él. Hoy es tiempo de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la calumnia y el lenguaje sucio. No se mientan unos a otros. Cristo es lo único que importa y El vive en todos nosotros. Nos anima a vestirnos de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. Vístanse de Amor nos dice Jesus.
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, esto es constantemente leer y estudiar la Biblia, meditar en ella y acompañarla en oración hasta que more con toda su riqueza en el corazón (presente y futuro). Cuando como creyentes podamos testificar de esto, nuestros pensamientos, palabras, acciones y motivaciones estarán bajo la influencia y el control de Cristo.
Vivamos el presente de una vida plena dada por el sacrificio de Cristo en la cruz. No vivamos en el pasado, haciendo las cosas que el Señor afirma ya no forman parte de nuestra naturaleza; porque Cristo nos ha dado hoy a usted y a mi una nueva naturaleza, una nueva manera de vivir.
¿Estas viviendo en el presente que Cristo te ha dado? ¿O por el contrario sigues en el pasado batallando con aquellas cosas que forman parte de tu vieja naturaleza?
Oremos.