“Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juro a tus padres, como en este día”
Dt 8:18 RVR 1960 Tuit
Deuteronomio identifica a Moises como autor del libro. Moises tenía en ese momento 120 años de edad y la tierra prometida estaba a la vista. Había guiado a los israelitas fuera del cautiverio en Egipto y a través del desierto hasta el monte Sinaí, donde recibieron la ley de Dios.
A causa de la renuencia de Israel a entrar en la tierra de Canaán, que Dios le había prometido (Num 13), peregrinaron sin dirección por el desierto durante 38 años. Un recorrido que solo lleva once días desde el monte Sinaí hasta Cades Barnea (Dt 1:2) le tomo a Israel todo ese tiempo. Toda una generación de israelitas ya había muerto; tal como el Señor había dicho “Todos caerán muertos en este desierto. Ya que se quejaron en contra de mí, cada uno de los registrados que tiene 20 años o más morirá” Num 14:29.
Dios cumple sus promesas.
Una nueva generación se estaba preparando para entrar a la tierra prometida, tal como el Señor había prometido: “Ustedes dijeron que sus niños serian llevados como botín. Pues bien, yo me ocupare de que entren a salvo a esa tierra y que disfruten lo que ustedes despreciaron”.Num 14:31. Ahora estaban acampados en los limites orientales de Canaán, en las alturas de Moab, frente a Jericó y la llanura del Jordán. Preparándose para entrar en la tierra prometida, encaraban un momento crucial de su historia; nuevos peligros, nuevas tentaciones y un nuevo liderazgo. Moises convoca al pueblo para recordarles la fidelidad del Señor a sus promesas y hacer un llamado a ser fieles y obedientes a Dios, mientras tomaban posesión de la tierra prometida.
Dios trataba con su pueblo, dejando claro que la obediencia trae bendición y la desobediencia muerte y maldición. El cumple lo que promete y su palabra no regresa vacía.
Es hora de levantar el campamento y seguir adelante.
Moises comunica al pueblo lo que Dios ordena de dejar el Sinaí; “es hora de levantar el campamento y seguir adelante”. Dt 1:7. “Miren les doy toda esta tierra. Entren y tomen posesión de ella, porque es la tierra que el Señor juro dar a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob, y a todos los descendientes de ellos”. Dt 1:8.
Es en el tiempo de Dios, que se dan las cosas, para esta generación de israelitas ya habían pasado bastante tiempo vagando por el desierto; era hora de obedecer y tomar posesión de la tierra.
Hoy tenemos un llamado de nuestro Señor Jesucristo de seguir adelante, como lo dice su palabra “a sus discípulos les dijo: la cosecha es grande, pero los obreros son pocos” Mt 9:37. Pasos de fe a lo nuevo del Señor. Para el pueblo de Israel entrar a la tierra prometida iba a ser una nueva vida, con sus desafíos y temores, enemigos a su alrededor, pero Dios había prometido que estaría con ellos; es la misma promesa que tenemos de Cristo Jesus hoy al hacer su obra “enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos” Mt 28:20.
Levantemos el campamento y sigamos adelante con pasos firmes y obedeciendo lo que Nuestro Señor Jesucristo nos esta desafiando a hacer. Bajo la guía del Espíritu Santo.
Oremos.