Mt. 25:34-40
Desde el capítulo 24 encontramos a Jesús hablándonos sobre 3 parábolas donde el común es el fin de los tiempos. El lugar es el templo, y este tiempo seda lo que para nosotros sería Semana Santa.
Los escribas y fariseos ya se sentían incómodas con Jesús antes de su entrada triunfal el domingo de ramos, la aclamación que recibió ese día y la purificación que hizo Jesús del templo solamente logró que se enfurecieran aún más. Hicieron varios intentos de hacer caer a Jesús con preguntas difíciles, pero no tuvieron éxito.
El discurso de Jesús incluye varias parábolas que enfatizan estar preparados para el regreso del señor.
En estos primeros versículos vemos a Jesús el pastor (v. 32) se ha convertido en rey (v. 34), al igual que David de quien Jesús es descendiente se convirtió en rey. El rey imparte la bendición del Padre a quienes le dieron socorro en la forma de las seis obras de misericordia: comida, bebida, recepción, ropa, cuidado y visita.
Misericordia es la Inclinación a sentir compasión por los que sufren y ofrecerles ayuda.
Veamos estas seis obras de misericordia como ilustraciones.. Cada uno de estos seis actos de misericordia sirven a una necesidad específica de una persona necesitada. Una palabra amable o un oído atento pueden animar a una persona desesperada. Un galón de gasolina o ayuda con una llanta desinflada pueden cambiar el día de una persona varada en la carretera. Las posibilidades de la misericordia son ilimitadas, al igual que la necesidad no tiene límites.
Vea estas seis obras: comida, bebida, techo, ropa, pendiente de mí. Cada uno de nosotros tiene el potencial de proveer este tipo de misericordia. Uno no necesita ser rico para comprar una hamburguesa y una soda para una persona hambrienta. Uno no necesita estar entrenado en enfermería para proveer el cuidado básico para una persona enferma. Uno no necesita ser un pastor para visitar a un prisionero en la cárcel. En el cap.19:21, Jesús le dijo al joven rico que vendiera todo lo que tenía y diera el dinero a los pobres. El tipo de actos de misericordia que Jesús recompensa aquí están al alcance de toda persona. Estas no requieren dolorosos sacrificios de parte de quien provee la misericordia, pero sí alivian un gran dolor para quien la recibe.
Jesús invita a estas personas a “heredar el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (v. 34). Una herencia es un legado que se imparte por la última voluntad y testamento, e implica un regalo no ganado. Se imagina que este reino ha sido preparado para este propósito desde la fundación del mundo, eso muestra que Dios ha planeado este momento desde el principio.
Mire la sorpresa de estas personas. Cuando el rey les dice que han hecho estas obras de misericordia a él, no se pueden imaginar cuándo ocurrió eso, no tenían idea de que serían recompensados por su amabilidad. No había otros intereses en su generosidad. Ellos dieron porque fueron movidos a ello por la necesidad humana, no por la ganancia potencial.
¿Quiénes son estos hermanos pequeños?
- Primero, puede ser toda persona en necesidad.
- Segundo, los cristianos (18:15, 17, 21, 35; 23:8; 28:10), aquellos que ayudan a los cristianos necesitados.
- Tercero, los cristianos que están directamente involucrados en proclamar el evangelio y dependen del apoyo de quienes sirven.
Esta es la última enseñanza pública de Jesús en este Evangelio, Cristo, en este texto y en otras partes, nos dice las reglas por las que el reino de Dios se gobierna, reglas muy diferentes de aquellas a las que estamos acostumbrados. Él nos dice que la persona que vive por las reglas del reino se beneficiará poderosamente por esa elección. Dios él rey tiene preparado una vida eterna para todos los que en vida o aquí en la tierra hacen él bien ayudan a los necesitados.
Recordemos
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
Colosenses 3:23-24 Tuit