“Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juro a tus padres, como en este día”
Dt 8:18 RVR 1960 Tuit
Dios quiere afirmarnos hoy, que desea prosperarnos para ser de bendición. La palabra toda nos muestra un Dios generoso que tiene cuidado de sus hijos; como dijo el salmista “no he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan” Sal 37:25.
El prosperarnos no solo tiene que ver con riquezas o cosas materiales. Este tema de la prosperidad se ha visto influenciado de alguna manera por el consumismo del mundo; un mal ejemplo del uso de los recursos que el Señor nos da. Dios quiere que tengamos riquezas, pero el dinero es solo una parte de ellas. Una persona puede tener millones y aun ser pobre en salud, paz y amistades. La riqueza es más que dinero y posesiones.
Bendiciones de la obediencia a Dios
Si el pueblo de Israel obedecía los mandamientos, estatutos y decretos que Dios mandaba; el Señor prometía que guardaría el pacto y la misericordia que juro a sus padres. Además, dice el Señor: “y te amara, te bendecirá y te multiplicara, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juro a tus padres que te daría” Dt 7:13. Era una bendición completa, abundante, al detalle; producto de la obediencia al Señor. Igual sucede hoy con nosotros, cuando obedecemos al Señor, hay una bendición especial para nuestras vidas.
Cuando Dios nos prospera, debemos mantenernos humildes.
Moises le está diciendo al pueblo de Israel que es Dios el que le da el poder para hacer las riquezas; es quien les da la capacidad. No era que ellos eran autosuficientes, por eso en Dt 7:6-7 el Señor les recuerda que son un pueblo escogido, especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser más que todos los otros pueblos, pues ellos eran el más insignificante de todos los pueblos. Recordemos lo que dice Pr 22:4: “riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová”
Cuando seas prosperado, no te olvides de Dios.
Lamentablemente hay quienes, al ser bendecidos, prosperados, se olvidan del Señor. Por eso el Señor le decía al pueblo de Israel “Sino acuérdate de Jehová tu Dios”. Recordemos de donde nos sacó el Señor por su amor y misericordia infinita, nada somos, y nada podemos sin él. Por eso el apóstol Pablo nos dice en Fil 4:12-13 “se vivir humildemente, y se tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
Prosperados para bendecir
Este texto nos dice que la riqueza existe para verificar el pacto, y no debe ser malgastada egoístamente. Obviamente, Dios desea que nuestras necesidades sean satisfechas y quiere saciar los deseos de nuestro corazón. ¿Qué debemos hacer con el excedente de sus bendiciones? ¿Puedes vivir en más de una casa a la vez? Dios quiere que usemos nuestra abundancia para bendecir a otros. Debemos ser buenos mayordomos de lo que Dios nos da (bienes materiales, tiempo, dones recibidos por el Señor).
Al ser prosperados debemos tener sabiduría para apreciar el alcance y propósito en nuestras vidas: que la salud, las riquezas, la paz y la amistad nos ayuden a servir a otros.
Recordemos que “a quien se haya dado mucho, mucho se le demandara” Lc 12:48.
Bendiciones y Oremos.