En el relato bíblico de Job 2:1-10, nos encontramos con un hombre llamado Job, cuya vida se convierte en un testimonio poderoso de fe, integridad y confianza en Dios. A pesar de enfrentar pérdidas devastadoras, Job se mantiene firme en su devoción y se niega a maldecir a Dios. Su ejemplo nos desafía a considerar cómo enfrentamos las pruebas y a mantener nuestra integridad incluso en medio del sufrimiento. Acompáñame mientras exploramos las profundas lecciones que podemos aprender de la historia de Job.
Job 2:1-10 Tuit
Jesús nuestra esperanza. Is. 9:1-7
Inicia el mes de diciembre, y con ello es un tiempo de celebrar y compartir en familia el nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo; en ambientes de paz, gozo y reconciliación. No olvidando el sacrificio supremo de nuestro Salvador en la cruz y de su resurrección, estableciéndose como vencedor de la muerte y dador de vida eterna.
Queremos empezar nuestro estudio, haciendo referencia al profeta Isaías, quien no solo es el libro profético más largo; sino también su predominante referencia al Mesías, del quien todos los profetas dieron testimonio; tanto que justamente se le llama el Profeta Evangélico.
El contexto histórico y político de esta profecía.
Cuando estudiamos Isaías es importante recordar que el pueblo hebreo estaba dividido en dos naciones, el reino del norte (Israel) y el reino del sur (Juda), que era la tierra natal de Isaías.
Durante los sesenta años de su ministerio profético, Isaías sirvió tanto bajo gobernantes temerosos de Dios como bajo reyes impíos. Uno de los gobernantes impíos fue el rey Acaz, que no hizo lo recto ante los ojos de Jehová (2ª Cr 28:1); e hizo pasar a sus hijos por fuego (2ª Cr 28:3). Tenia una decadencia moral y espiritual, que se reflejaba también en el campo político con crisis constantes. Tiglat-pileser gobernante de Asiria, estaba expandiendo su dominio hacia occidente. Siria y el reino del norte, Israel, se empeñaban en formar una alianza a fin de defenderse de la invasión asiria. Acaz fue presionado para que se aliara a la coalición, pero se negó a hacerlo. Determinados a sustituir a Acaz por un rey títere que cooperara con ellos, decidieron atacar Juda. Acaz en vez de recurrir a Jehová de los ejércitos, decidió pedir ayuda a los Asirios.
La promesa mas importante.
Aun así, fue durante el reinado de Acaz que una de las mas importantes promesas fue anunciada por Isaías. Fue a ese rey, que se apartara del Señor, representando en eso a toda la humanidad, que Isaías fue enviado con la promesa explicita que un día Dios mismo asumiría forma humana. Un día una virgen tendría un Hijo y este seria el Hijo de Dios (Is. 7:14).
Mas no habrá siempre oscuridad para la que esta ahora en angustia. La promesa de Isaías 9:1 es aun mas preciosa. Las regiones del norte de la tierra prometida, alrededor del mar de Galilea fueron las mas devastadas cuando los asirios invadieron desde el norte. La promesa es que esta tierra, alguna vez vista como poco estimada por el Señor, algún día tendría una bendición especial.
El ministerio del Mesías traería gozo y alegría a Israel. Jesús dijo que su Ministerio era como tener una fiesta de bodas (Mt. 9:14-15).
Cada una de estas promesas, la referencia a un gran gozo, el fin del pesado yugo y el cetro de su opresor, y la victoria completa sobre todos los enemigos tiene una aplicación espiritual a la obra de Jesús en nuestras vidas. El Jesús resucitado, glorificado y ascendido no experimenta ninguna de estas cosas, y juntamente con El nos resucito, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (Ef. 2:6). Como estamos en Jesucristo, compartimos su victoria: somos mas que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro.8:37).
Y se llamara su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Que maravillosa descripción del profeta, de quien vendría a ser luz en medio de las tinieblas, nuestro Salvador y redentor. Fácilmente podríamos añadir muchas más cualidades y virtudes de nuestro Señor Jesucristo. Definitivamente esta debe ser una invitación para usted y para mi de conocerlo completa y personalmente. Admirarlo, seguir su consejo, reconocer su poder, su autoridad, saber que es nuestro Padre y creador y que nos da paz en medio de las circunstancias mas adversas. ¡Ese es nuestro Jesús!
Su gobierno y la paz no tendrán fin.
El reinado del Mesías no tendrá limite y gobernará por toda la eternidad. Y dice su Palabra que Jehová de los ejércitos hará esto (Is. 9:7).
En conclusión, Isaías dejo la profecía acerca del nacimiento y ministerio de Nuestro Señor Jesucristo, en los tiempos de un rey Acaz alejado del Señor, como muchos lo están hoy. No escucho lo que Dios le decía a través del profeta y conllevo juicio sobre su propia vida y toda Juda. Pese a ello, tenemos un Dios misericordioso que aun dio esperanza a su pueblo con la venida de nuestro Señor Jesucristo. ¡Gracias Señor por tu amor para con nosotros y el mejor regalo de todos, Jesús!
¿Y usted, está dispuesto a aceptar la verdad de nuestro Señor Jesucristo hoy?
Oremos