En el relato bíblico de Job 2:1-10, nos encontramos con un hombre llamado Job, cuya vida se convierte en un testimonio poderoso de fe, integridad y confianza en Dios. A pesar de enfrentar pérdidas devastadoras, Job se mantiene firme en su devoción y se niega a maldecir a Dios. Su ejemplo nos desafía a considerar cómo enfrentamos las pruebas y a mantener nuestra integridad incluso en medio del sufrimiento. Acompáñame mientras exploramos las profundas lecciones que podemos aprender de la historia de Job.
Job 2:1-10 Tuit
Confiando en el poder de la oración. Dn. 6:16-23
La palabra de Dios nos anima a perseverar en la oración (Col. 4:2 RV60). Ciertamente hay poder de Dios cuando nos presentamos delante del Señor en total reverencia y dependencia de El y hacemos de esto una práctica constante, habitual, que no depende de nuestro estado de ánimo, situación personal, enfermedad o si nos va muy bien.
Esto es lo que podemos aprender de la vida de Daniel, que aun ocupando un cargo importante en el tiempo de Darío el medo no se aferró a su posición de privilegio e influencia, sino que mantuvo la comunión y cercanía con nuestro Señor Altísimo.
Cuando hagas las cosas bien para el Señor habrá quienes tengan envidia.
Dice la palabra que Daniel demostró ser mas capaz que los otros funcionarios del rey (Dn.6:3 NTV), causando la envidia de estos y buscando alguna falla en Daniel que pudieran criticar o condenar sin éxito alguno. Daniel era fiel, siempre responsable y totalmente digno de confianza (Dn.6:4 NTV).
Finalmente, estos funcionarios llegaron a la conclusión que la única posibilidad de encontrar algún motivo para acusar a Daniel seria en relación con las normas y principios de su creencia (Dn.6:5 NTV). Hicieron que el rey aprobara una ley de estricto cumplimiento, en la que en los próximos 30 días todo aquel que orara a quien sea, divino o humano, excepto al rey, fuera arrojado al foso de los leones (Dn.6:7 NTV).
El poder de la oración y la comunión con Dios.
La reacción de Daniel ante la ley aprobada por el rey fue de ir a su casa y arrodillarse a orar como era su costumbre. Dice la palabra que oraba tres veces al día, como siempre lo hacía, dando gracias a Dios (Dn.6:10 NTV).
Ante una situación difícil, Daniel no se desesperó, sino que mantuvo su disciplina y perseverancia en la oración, que le daba confianza y paz para afrontar la prueba.
Dios cuida de Daniel en la fosa de los leones.
Como era de esperarse, el rey con mucho pesar por la estima que tenia de Daniel debe cumplir el decreto que firmo, y Daniel es arrojado al foso de los leones. No sin antes el rey decir ¨que tu Dios a quien sirves fielmente te rescate¨. (Dn.6:16 NTV).
Y así el Señor lo hizo, mando un ángel para cerrarle la boca a los leones (Dn.6:22 NTV). Al día siguiente el rey va a ver que paso con Daniel, y para su alegría, Daniel no tenía ningún rasguño porque había confiado en su Dios. (Dn.6:23 NTV).
En conclusión, vemos la envidia de los funcionarios públicos, la vanidad de un rey, la integridad de Daniel, que era un hombre que brillaba por encima de los demás porque tenía un espíritu superior dice la palabra. Y vemos la importancia de la oración y la comunión con Dios Padre quien tiene el poder para cuidarnos y todo se somete a su autoridad, tanto reyes, como la naturaleza y los animales.
Daniel no dejo que el decreto cambiara sus acciones de una u otra manera, el era un súbdito leal de su rey; pero sabía que el Rey de reyes y Señor de señores merecía una lealtad mas grande.
Que tanto usted como yo, seamos hombres y mujeres de oración, haciendo de la misma una costumbre en nuestras vidas, que no depende de cómo me sienta; y poder ver el cuidado de nuestro Señor. Así como lo vivió Daniel en palabra del salmista ¨sálvame de la boca del león…anunciare tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabare¨ (Sal. 22: 21a, 22 RV60).
¿Eres un hombre o una mujer de oración?
Oremos