Alcanzando madurez en el Señor

Pastor Julio Bolivar
Pastor Julio Bolivar

En el relato bíblico de Job 2:1-10, nos encontramos con un hombre llamado Job, cuya vida se convierte en un testimonio poderoso de fe, integridad y confianza en Dios. A pesar de enfrentar pérdidas devastadoras, Job se mantiene firme en su devoción y se niega a maldecir a Dios. Su ejemplo nos desafía a considerar cómo enfrentamos las pruebas y a mantener nuestra integridad incluso en medio del sufrimiento. Acompáñame mientras exploramos las profundas lecciones que podemos aprender de la historia de Job.

Alcanzando madurez en el Señor (Ef. 4:11-16)

Ya que estamos creciendo en el Señor, debemos alcanzar una madurez que nos permita recibir el llamado del Señor, servirle como parte del cuerpo de Cristo, su iglesia.

La madurez debe notarse al ser siempre humildes y amables; pacientes unos con otros y tolerándonos las faltas por amor (Ef 4:2).

Pablo recuerda a la iglesia que hay un solo cuerpo, un solo Espíritu, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos (Ef. 4:4-6).

Cristo nos ha dado a cada uno de nosotros un don especial para servirle a Él y a su iglesia. Estos son algunos de los dones que nos da:

Apóstoles: el verbo “apostelo” significa: enviar a alguien en una misión especial como mensajero y representante personal del que lo envía. En el NT se empleó el termino para un representante designado de una iglesia, ya sea como misionero o para alguna otra responsabilidad especial. Eran personas que manifestaban liderazgo espiritual extraordinario, eran ungidos con poder para enfrentarse directamente a los poderes de la oscuridad y para confirmar el evangelio con milagros, y estaban dedicados a establecer iglesias conforme a la verdad y la pureza apostólica. Esos siervos viajeros arriesgaban la vida por el nombre del Señor Jesucristo y el avance del evangelio. Eran personas llenas de fe y de oración llenos del Espíritu Santo. En ese sentido, hoy la iglesia necesita de apóstoles que llenos del Espíritu Santo, hagan lo mismo.

Profetas: los profetas eran creyentes que hablaban bajo el impulso directo del Espíritu Santo en el nombre de Dios, y cuyo principal interés era la vida y la pureza espirituales de la iglesia. Bajo el nuevo pacto, el Espíritu Santo los designo y capacito para transmitir un mensaje de Dios a su pueblo. Dentro de la iglesia del NT funcionaban de la siguiente manera:

  • Eran proclamadores e intérpretes de la Palabra de Dios, llenos del Espíritu, llamados por Dios para exhortar, animar, edificar y consolar.
  • A veces eran videntes que predecían el futuro.
  • Como los profetas del AT, los del NT tenían la misión de poner al descubierto el pecado, proclamar la justicia, advertir del juicio venidero y combatir la carnalidad y la tibieza entre el pueblo de Dios. Debido a su mensaje de justicia, los profetas y su ministerio pueden esperar el rechazo de muchas personas de la iglesia durante los tiempos de tibieza y apostasía.

Todas estas funciones son válidas para la iglesia de hoy, teniendo en cuenta que los mensajes de los profetas no se han de considerar infalibles. Sus mensajes se sujetan a la evaluación de la iglesia, de otros profetas y a la palabra de Dios.

Evangelistas: personas capacitadas y comisionadas por Dios para proclamar el evangelio, las buenas nuevas de salvación a los que no son salvos y ayudar a establecer una nueva obra en la ciudad. La iglesia que valora el don espiritual del evangelista y mantiene un ferviente amor e interés por los perdidos proclamara el mensaje con poder de convicción y salvación.

Pastores: supervisan y cuidan de las necesidades espirituales de una congregación local. También se les llama ancianos y obispos.

La tarea de los pastores es proclamar la sana doctrina, refutar herejías, enseñar la palabra de Dios y ejercer el liderazgo en la iglesia local; ser ejemplo de pureza y sana doctrina y ver que los creyentes permanezcan en la gracia divina.

Maestros: tiene el fin de esclarecer, exponer y proclamar la Palabra de Dios para edificar el cuerpo de Cristo. Tienen la tarea especial de defender, con la ayuda del Espíritu Santo, el evangelio que se les ha confiado. Han de guiar fielmente a la iglesia a la revelación bíblica y al mensaje original de Cristo y de los apóstoles, y perseverar en esa tarea.

Todos estos dones dados por Nuestro Señor Jesucristo conllevan una responsabilidad a quienes se les da, de preparar al pueblo de Dios para que lleve a cabo su obra y edifique la iglesia (Ef. 4:12). En otras palabras, el don es dado como un regalo del Señor para servirle a Él y a su iglesia.

Esto es un proceso continuo dice el Señor, hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo (EF. 4:13). Todavía hoy no lo hemos alcanzado, pero es nuestra esperanza de seguir creciendo y madurando en el Señor.

Por ello, el ejemplo de comparar la inmadurez con el comportamiento de los niños; estos llevan un proceso que con el tiempo se espera muestren madurez; pero lleva su tiempo: Muy similar a nuestro caminar en el Señor. La importancia de alcanzar esa madurez le dice Pablo a la iglesia, es de evitar ser arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. Cuidarnos de falsos maestros con mentiras tan hábiles que parecen verdad (Ef. 4:14); pero no lo son.

En cambio, debemos hablar la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo (Ef. 4:15). Es que hay una diferencia muy marcada entre hablar la verdad, y hablar la verdad con amor. En este mundo donde se anima la confrontación cuando se tiene la verdad, dejan a un lado hacerlo con amor. Se gana más haciéndolo de esa manera y es una muestra de nuestro crecimiento y madurez en el Señor.

Que bueno saber que usted y yo cuando aceptamos a Cristo en nuestro corazón, formamos parte del cuerpo de Cristo, su iglesia, con una función específica que hacer para ayudar a que los demás se desarrollen y dice el Señor, entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor (Ef. 4:16).

Esta usted creciendo y madurando en el Señor?

Habla usted de la verdad con amor?

Oremos.

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