Una familia que vive para Dios

Pastor Julio Bolivar
Pastor Julio Bolivar

“por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que el ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a el le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo”.

Una familia que vive para Dios (1Pe 4:7-11) 
Vivir tu vida o vivir para Dios?

Mucho escuchamos de vive la vida o la vida es una y se acaba. Es un llamado de una sociedad posmoderna que puede significar vive tu vida, después que seas feliz. Con un concepto de felicidad que da rienda suelta a sus propios deseos y pasiones. El sentirte feliz es una buena excusa para hacer lo que quieras cuando quieras. Como la verdad de Dios es una, y nos confronta, muchos prefieren mejor alejarse porque su objetivo es ser feliz y piensan que seguir a Cristo los restringe, amarra e impide vivir como lo han soñado o como el mundo les indica que se debe vivir la vida.

La palabra de Dios nos exhorta a vivir la vida como Dios lo ha establecido; una felicidad que no es efímera, ni temporal, ni que busca solo mi satisfacción; como dijo el salmista “me mostraras el camino de la vida; me concederás la alegría de tu presencia y el placer de vivir contigo para siempre” (Sal 16:11 NTV).

El apóstol Pedro en esta carta les indica a los creyentes como vivir una vida para el Señor, en donde radica la verdadera felicidad. No niega la realidad de desafíos y pruebas como lo estaban viviendo los hermanos en ese momento; y como usted y yo también lo vivimos hoy. Los anima a que sean serios y disciplinados en sus oraciones (1Pe 4:7). Nos indica lo importante que es el tiempo que le dedicamos a Nuestro Señor en la intimidad de la oración, en construir una relación de dependencia para vivir esta vida que nos ha dado. Cuando ponemos la mirada en Jesús, dejamos de buscar nuestra propia satisfacción, “puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de el sufrió la cruz” (Hb. 12:2)

Demostración de amor unos por otros.

Lo más importante de todo, nos dice la palabra, es que sigamos demostrando profundo amor unos a otros, porque el amor cubre gran cantidad de pecados (1Pe 4:8). Este amor nos lleva a vivir una vida hacia los demás, como la vivió Jesús. Nos conduce a abrir las puertas de nuestro hogar con alegría al que necesite un plato de comida o un lugar donde dormir (1Pe 4:9). En otras palabras, vive una vida para darte a los demás, reconociendo que Dios tiene cuidado de nosotros y lo que necesitamos.

Usando los dones que Dios nos da.

Una gran verdad es que el Señor nos da de su gran variedad de dones espirituales, uno a cada uno de nosotros. Pedro anima a los hermanos a que usen los dones para servirse los unos a los otros (1Pe 4:10). Que regalo de vida más precioso el utilizar los dones que Dios nos da, para bendición de su Iglesia y por ende, a cada uno de nosotros.

En conclusión, toda la diferencia de vivir nuestras vidas radica en si Cristo esta presente o no. Pedro les escribe a estos hermanos en Cristo diciéndoles, “no pasarán el resto de la vida siguiendo sus propios deseos, sino que estarán ansiosos de hacer la voluntad de Dios” (1Pe 4:2). Como nuestros hermanos de los tiempos de Pedro, ya nosotros no seguimos nuestros propios deseos y pasiones, ni andamos tras un concepto de felicidad equivocada, sino que ahora Cristo nos da una perspectiva nueva de vida, la verdadera felicidad y razón de vivir; en donde deseo hacer su voluntad, tener tiempos de intimidad con mi Señor, amándonos unos a otros, teniendo cuidado del necesitado, congregándonos y usando los dones que Dios nos da a cada uno para servirnos unos a otros; y sobre todo y más importante, viviendo una vida para que “A Él sea toda la gloria y todo el poder por siempre y para siempre! Amen”

Como aplicaras esta palabra a tu vida?

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