La verdadera forma de adorar al Rey

Julio Bolivar
Pastor Julio Bolivar

“por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que el ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a el le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo”.

Por definición, la adoración es el acto mediante el cual se expresa reverencia, respeto, honor, amor y obediencia a Dios.

Hay un preciso mandamiento de parte de Dios a que lo adoremos y solamente a El debemos adorar. (Ex 20)

El Señor ha hecho mucho por nosotros. Entregar nuestro cuerpo, implica todo lo que somos, nuestro ser. Para lograr ser esa clase de sacrificio que a Él le agrada.

El ejemplo de Jesús.

Su misión personal era hacer la voluntad de su Padre y agradarle solamente a Él. (Jn 6:38).

Nuestro Señor Jesús dijo que Dios buscaba adoradores sinceros que lo hagan en Espíritu y en verdad en cualquier sitio (Jn. 4:21-24). El acepto que se le rindiera adoración (Mt 14:33), dando así señal de su deidad.

Jesús en ningún momento cedió a las ofertas del diablo para que a través de una adoración falsa obtuviera algo para si mismo. Satanás le ofreció a Jesús el mundo entero si se ponía de rodillas y le adoraba. Hoy Satanás nos ofrece el mundo tratando de halagarnos con poder y materialismo. Podemos hacer frente a las tentaciones en la misma forma en que lo hizo Jesús, citando Dt. 16:3 “A jehová tu Dios temerás y a Él solo servirás”.

La verdadera adoración.

Los creyentes deben tener un deseo intenso de agradar a Dios con amor, devoción, adoración y santidad, y de ofrecer el cuerpo a su servicio. El mayor deseo de ellos debe ser el de llevar una vida de santidad y ser aceptados por Dios. Eso requiere que se separen del mundo y se acerquen más a Dios. Deben vivir para Dios, adorarlo, obedecerle, oponerse al pecado y abogar por la justicia, resistir y aborrecer el mal, hacer obras de caridad, imitar a Cristo, seguirlo, servirle, vivir según el Espíritu y ser llenos del Espíritu. Deben presentar su cuerpo a Dios como muertos al pecado y como templo del Espíritu Santo.

El cuerpo del creyente es la habitación personal del Espíritu Santo, donde el Espíritu Santo es el sello de Dios sobre un ser que le pertenece. Debido a que el Espíritu vive en el creyente y este le pertenece a Dios, su cuerpo nunca debe mancharse con ninguna impureza, ni maldad, ya sea con pensamientos, deseos, acciones, películas, libros, o revistas inmorales. Mas bien, debe vivir de manera que glorifique y agrade a Dios en el cuerpo.

El Pastor y escritor Jack Hayford comenta en uno se sus libros que el hombre es un adorador por naturaleza. Sea que nos demos cuenta o no, sea que reconozcamos el objeto de nuestras devociones o no, todos nosotros adoramos algo. Algunos adoran en el altar de sus trabajos. Otros adoran el dinero o sus posesiones. Ciertas personas adoran ideales, metas o deseos, mientras otros adoran el libertinaje. Algunos de nosotros tenemos la audacia de adorar a Dios.

En conclusión, somos llamados a adorar a Dios. Eso debe significar que no estamos tan preocupados por lo que podemos recibir de Dios; sino por lo que podemos darle. El adorador no sigue a Dios por ver que bendición puede recibir. El creyente, quien fue salvo por la gracia de Dios, ofrece a Dios sacrificios de una vida entregada a servir a Dios y al prójimo, dedica su cuerpo a un estilo de vida que agrada a Dios, comparte con Dios y con otros de lo que ha recibido de Dios, comparte amor y busca agradar a Dios.

¿Estamos ofreciendo sacrificios de una vida entregada a Dios?

Oremos.

Compartir

×

Hola!

Si tienes una petición de oración o necesitas consejería por favor escríbenos.

× Oración y/o Consejería