Somos hacedores de la palabra

Julio Bolivar
Pastor Julio Bolivar

“En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mi fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librara de toda obra mala, y me preservara para su reino celestial. A El sea gloria por los siglos de los siglos. Amen” RV60

Somos hacedores de la palabra (Stg 1:19-27)

La epístola de Santiago tiene el propósito de corregir el error de pensar que una persona puede tener fe sin tener un cambio de comportamiento, y a su vez da instrucciones practicas acerca de la vida cristiana.

La epístola de Santiago podría ser considerado como el Proverbios del Nuevo Testamento.

Santiago, medio hermano de Jesús, era también hermano de Judas, el autor de la epístola que lleva su nombre. Santiago era líder de la iglesia en Jerusalén.

Era un incrédulo antes de la resurrección. Cuando Cristo resucito se le apareció también a él (1ª Co 15:7). Mas tarde lo encontramos entre los que esperaban pentecostés en el aposento alto (Hch 1:14).

Historiadores Indican que se le reconocía como hombre preminentemente santo según las normas de la Ley. Sus compatriotas le llamaban el justo. Se dice que pasaba tanto tiempo de rodillas que se le hicieron duras y callosas como las de un camello. Lo mismo que Judas, Santiago no saco a relucir nunca su relación familiar con Cristo. Se refiere a si mismo simplemente como Siervo de Dios y del Señor Jesucristo (Stg 1:1).

Debemos ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse.

Mucha de nuestra ira y enojo viene de estar centrados en nosotros mismos y no centrados en los demás. Ser rápidos para escuchar y lentos para hablar son maneras de estar centrados en los demás. Particularmente en este tiempo estoy aprendiendo en el valor de escuchar antes de decir nada; tiene un efecto tan liberador en la otra persona, se siente apreciado, valorado solo por tener tiempo de escucharle. 

No solo escuchemos la palabra de Dios, tenemos que ponerla en práctica.

Dice el Señor que no solamente escuchemos la Palabra, sino que la pongamos en práctica. El estar cómodos solo escuchando la Palabra de Dios mientras no la aplicamos, es engañarnos a nosotros mismos.

En el mundo antiguo, era común para las personas escuchar a un maestro. Pero si seguías al maestro y tratabas de vivir lo que él decía, entonces eras llamado un discípulo de dicho maestro. Como discípulos de Jesús, espera que seamos hacedores de su Palabra y no meramente oidores.

Jesús utilizó el mismo punto para concluir su gran Sermón del Monte. Él dijo que aquel que escuchaba la Palabra sin aplicarla era semejante a un hombre que edificó su casa sobre la arena; pero el que escuchaba la Palabra de Dios y la hacía era como un hombre que edificó su casa sobre la roca, la cual podía soportar las inevitables tormentas de la vida (Mateo 7:24-27).

Diferencia entre ser y parecer hacedores de la Palabra de Dios.

El ser hacedores de la Palabra de Dios nos lleva a realizar cambios en nuestra vida, en la forma que hablamos, nos conducimos, vemos a las demás personas y actuamos.

El hacedor de la Palabra de Dios no solo refrena su lengua de decir cosas que no edifican, sino que en su caminar con Dios muestra de manera simple y practica la ayuda a los necesitados y se mantiene a si mismo sin mancha de la corrupción del mundo.

Hay una bendición en obedecer y poner en practica la Palabra del Señor; de no ser solo oyentes entusiastas, admiradores del momento; sino hombres y mujeres que ante la verdad de la Palabra de Dios meditamos en ella, y damos pasos para poner en práctica las verdades eternas que el Señor nos enseña.

¿Como aplicara esta palabra en su vida?

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