Jesús es digno de toda adoración

Julio Bolivar
Pastor Julio Bolivar

“En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mi fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librara de toda obra mala, y me preservara para su reino celestial. A El sea gloria por los siglos de los siglos. Amen” RV60

“Jesús es digno de toda adoración” Mt 2:1-12

Dice la palabra que sabios del oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Vimos su estrella mientras salía y hemos venido a adorarlo. Los sabios entendieron que había nacido el Rey e iban a adorarlo. No sin antes tener la oposición de Herodes que se disfrazó de buenas intenciones, con mentiras, cuando dice “díganme donde esta para que yo también vaya y lo adore”.

Los sabios cuando vieron la estrella se llenaron de alegría. Es la alegría del encuentro con Jesús el Salvador. Entraron en la casa y vieron al niño con su madre María, y se inclinaron y lo adoraron.

En ocasiones nos encontramos con personas que no disfrutan la Navidad. Para ellos, tiene hasta un significado de dolor por situaciones personales, familiares muy particulares que marcan su vida, como es el caso de Temístocles, quien llevaba tiempo de no hablarle a su Padre.

Tenemos a Tiburcio, un hombre que lo había perdido todo, su esposa había muerto, la relación con su hijo (Temístocles), no era la mejor, sin trabajo y poca esperanza. Es el testimonio de muchos que atravesando situaciones difíciles piensan que ya no hay salida y se encuentra con el mejor regalo que podemos tener en nuestra vida, Cristo Jesús, para traer esperanza, salvación y vida eterna. 

Hay una transformación en la vida de Tiburcio que ahora entiende y celebra la navidad con alegría. Celebra que nació su Salvador y está libre del pecado. Tiene ahora una nueva naturaleza, como dice la palabra en 2ª Co 5:17 “de modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. El Señor trae a nuestra vida algo nuevo y fresco que no teníamos antes, la luz de Cristo llega a nuestra vida y su Espíritu Santo mora en nosotros.

Dice la palabra que Dios nos reconcilio consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación. En el caso de Tiburcio y Temístocles, El Señor reconcilio Padre-Hijo, restaurando su relación. Que en esta Navidad celebremos la llegada de Cristo al mundo y seamos instrumentos de reconciliación y amor en este mundo.

¿Como vas a aplicar esta palabra en tu vida?

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