Jesús, el buen Pastor

Pastor Raúl Irigoyen
Pastor Raúl Irigoyen

TEXTO REFERENCIA: Juan 10:1-18

 

INTRODUCCIÓN

El discurso descrito por Juan en su capítulo 10 es tanto un llamado de atención como una revelación de la misión del Señor. Pero es importante aclarar que Jesús está usando metáforas para referirse a su carácter mesiánico (la puerta y el buen pastor), como antes había usado las figuras de pan de vida y luz del mundo.

UN ASUNTO DE COMUNIDAD

En contraste con nuestro Señor, quien se manifestaba en público, los líderes judíos se reunían en secreto para planear cómo detener la creciente popularidad de Jesús. El Señor los compara con ladrones que pretenden liderar al pueblo (Juan 10:1-5). Pero sin aprobación oficial de las autoridades judías, el pueblo discernía la voz del verdadero pastor. Nada pudo impedir Su manifestación entre ellos, porque el Espíritu Santo lo habilitó y potenció para evidenciar Su autoridad (Mateo 7:28-29). Si bien no todos reconocen Su voz, Su rebaño sí (Juan 1:11-12). El Señor, como el buen pastor: (a) Es reconocido por sus ovejas—y se le acercan; (b) llama a cada una por su nombre; (c) es seguido por sus ovejas—va por delante; y (d) las alimentarla.

UN ASUNTO DE CONTRASTES

En Juan 10:6-10, Jesús se presenta a sí mismo como la “puerta” a la salvación y a una alimentación saludable por la que Sus seguidores pueden disfrutar de genuina libertad (Juan 8:31-32, 36). El objetivo salvífico y liberador de Jesús es contrastado con el del diablo, enfocado en robar, matar y destruir (Juan 10:11-13). La mayor evidencia del amor de Jesús, el buen pastor, por nosotros es que da Su vida por Sus ovejas, en contraste con quien hace las cosas por un salario (y el beneficio que esto le concede) y no está dispuesto a arriesgar su vida por cuidarlas.

UN ASUNTO DE SACRIFICIO

La misión de Jesús fue una de sacrificio por nosotros (Juan 10:14-16). Él, siendo el buen pastor, mantiene una relación personal con cada una de Sus ovejas—con una relación en ambas direcciones, que se fundamenta en Su sacrificio por ellas. Y agrega que el rebaño abarca a muchos más de los que a primera vista forman parte de él (a los no judíos), y que también hay que buscarlas para que formen parte de Su único rebaño (Juan 10:17-18). Jesús afirma que Su crucifixión y muerte es parte del propósito divino ya que Él mismo es quien entrega su vida de manera voluntaria para volverla a tomar, en obediencia al Padre Celestial.

CONCLUSIÓN

Jesús se nos presenta como la puerta que nos lleva hacia una vida abundante de este lado del Cielo, pero también como nuestro buen pastor, que nos conoce de manera personal y está al tanto de cada una de nuestras necesidades, al punto de haber sacrificado Su vida para darnos vida eterna. Ningún otro puede ofrecernos una relación así.

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”

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