Dios poderoso que hace hablar al asna de Balaam

Dios poderoso que hace hablar al asna de Balaam. Núm. 22:8-35

¿Ha usted visto alguna vez en su vida a un burro hablar?

El pueblo de Israel seguía su recorrido por el desierto llegando a los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó y Balac, rey de Moab; tuvo gran temor a causa de lo numeroso que era el pueblo de Israel. (Núm. 22:1-4). Por eso decide llamar a Balaam, un sacerdote adivinador para que maldijera al pueblo de Israel y echarlo de la tierra. (Núm. 22:5-6). Balac como todos los guerreros del mundo antiguo, cree que el resultado de las batallas está determinado por los dioses; por lo tanto, piensa que la maldición le permitirá derrotar a los israelitas.

El Dios que puede hacer hablar a una Asna; puede hacer lo imposible.

Dios abrió la boca del asna para confrontar a Balaam por maltratar al animal y querer ir a maldecir a Israel. 2P 2:15 nos habla de la actitud de Balaam, diciéndonos que se había descarriado, que amaba el dinero, que estaba lleno de iniquidad y que no estaba en su sano juicio. “Han dejado el camino recto y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amo el premio de la maldad. Y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refreno la locura del profeta”.

Dios no permite que su pueblo sea maldecido.

A pesar de los deseos del rey Balac de maldecir al pueblo de Israel; Dios no se lo permite. Por lo contrario, habla a través de Balaam para bendecir a Israel, no una; sino tres veces. “Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo: para maldecir a mis enemigos te he llamado, he aquí los has bendecido ya tres veces” (Núm. 24:10).

Nos muestra el amor de Dios para su pueblo, y que no ha cambiado a través del tiempo; es el mismo amor para nosotros hoy. No hay maldición que se haga en contra de su pueblo. “mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba” (Dt 23:5).

Dios usa a quien quiere como quiere; aun a un profeta corrupto como Balaam.

A pesar del encuentro de Balaam con Dios, esto no cambio su corazón. Fue usado por Dios para bendecir a Israel a pesar de sus propias intenciones. Quería complacer al rey Balac para obtener la cuantiosa para por sus servicios; pero solo podía decir lo que Dios quería que dijera.

La palabra nos enseña que Balaam no pudo maldecir a Israel, pero si aconsejo a Moab para que sus mujeres llevaran al pueblo de Israel al pecado sexual e idolatría (Núm. 25:1).

Como todos los falsos profetas, el no tenía ningún interés genuino por el honor de Dios ni la santidad de su pueblo. Incapaz de maldecir al pueblo de Dios, Balaam los llevo al pecado y a la inmoralidad. Por eso lo mataron. (Núm. 31:8).

En conclusión, Dios tiene poder para hacer hablar una asna, para traer bendición a través de un hombre impío y corrupto como Balaam. El amor de Dios es tan grande que tuvo cuidado de su pueblo no solo en la parte física (alimentos, vestidos, agua); sino también los guardaba en lo espiritual.

Tengamos cuidado de solo recurrir y buscar ayuda y protección en Jehová de los ejércitos. Dice su palabra “No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos” Dt 18:9-14.

Nosotros hoy tenemos la bendición a través de Nuestro Señor Jesucristo; el quien dio su vida por usted y por mi para librarnos del pecado y la muerte, y de toda maldición; para darnos libertad, salvación y vida eterna. ¿Qué mayor bendición que esta?

Ef 1:3 “Bendito sea el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”

Que pasos vas a dar con lo que Dios ha hablado?

Oremos