“En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mi fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librara de toda obra mala, y me preservara para su reino celestial. A El sea gloria por los siglos de los siglos. Amen” RV60
2ª Ti 4:16-18 RV60 Tuit
Dios no nos abandona.
Debido a la severa persecución contra los creyentes en Roma, nadie se atrevía a identificarse con este fiel apóstol que defendía con valor el evangelio que se le había encomendado. Pablo estaba totalmente solo, profundamente desilusionado y se sentía desamparado, pero en ocasiones semejantes sentía también la cercanía especial del Señor que lo acompañaba y lo fortalecía.
La gente podrá abandonarnos, pero no el Señor. Hay momentos en la vida donde podemos sentirnos solos, abandonados; el Señor nos recuerda en su palabra “somos perseguidos, pero nunca abandonados por Dios, somos derribados, pero no destruidos” 2ª Co 4:9 NTV. Y el salmista afirma “Jehová de los ejércitos esta con nosotros. Nuestro refugio es el Dios de Jacob” Sal 46:7.RV60.
Y a pesar de sentirse tan mal, Pablo muestra que no estaba resentido porque todos los desampararan; le pide al Señor que no les sea tomado en cuenta; esta es una evidencia poderosa de un gran trabajo de gracia y madurez espiritual resultado de una relación personal con su Señor y Salvador.
En medio de toda situación hay un propósito de Dios para nuestra vida y mas allá.
Dios nos acompaña y da fuerzas para cumplir con una tarea especifica, con un propósito. En el caso de Pablo era predicar el evangelio a los gentiles. Esto significaba llevar el evangelio a gente que no era judía, o sea, a nosotros, que hoy tenemos a nuestro alcance la verdad del evangelio, que es poder y salvación en Cristo Jesús. Como dice La palabra “para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el espíritu Santo” Ro 15:16 RV60.
Dios habría librado antes a Pablo, así que no tenia ninguna duda sobre el poder o la bondad de Dios. En esta ocasión Pablo discierne que su tiempo de este lado del cielo se estaba terminando, sintiéndose solo, con frio, sin ropa adecuada; pero convencido de que iba a estar en el Reino celestial. Pablo confiaba en el poder de Dios, aun al enfrentar la muerte.
En conclusión, la gente nos podrá abandonar, desilusionar y sentirnos solos, pero Dios dice en su palabra que el no nos abandona. El es nuestro refugio, nuestro Salvador. Sus promesas son reales y eternas para los que creen en Jesus como su Salvador, para que así sea que vivamos o muramos del Señor somos. Y como Pablo, tener la claridad que después que partamos de este mundo, estemos delante de su presencia en el Reino Celestial.
Oremos