Fortaleciendo el vínculo familiar

Pastor José Calame
Pastor José Calame

Efesios 5:21.

Introducción

Fortalecer a la familia, es fundamental hoy.

Escenario. Mucho sabemos hoy de la importancia de la institución familiar. Es sostenida por las leyes nacionales con el fin de preservarla, garantizando que la especie humana se pueda mantener en el tiempo, sabiendo que la sociedad como un todo, depende de su estabilidad.

Lamentablemente, el hombre sin el temor del Señor ha querido redefinirla alejada del plan original. Todo lo que se aleja del plan original, de la familia, es una vulgar imitación, es producto pirata.

Dios mismo, bendijo la primera familia/matrimonio al bendecir la unión de Adán y Eva, allá en el Edén, hace miles años, Gn.2.18;21-24.

Importante recordar que el matrimonio es la unión exclusiva del hombre y la mujer, quienes se comprometen delante de la autoridad civil y/o delante de Dios, mediante una ceremonia presidida por un sacerdote o pastor, para ser fieles uno al otro, dándose prioridad sobre cualquier otra relación y asumiendo la responsabilidad del compromiso o pacto realizado. (Ambos actos tienen la misma relevancia, la civil y la religiosa como las conocemos hoy).

Justo el apóstol Pablo escribe a la iglesia en Éfeso, sobre el tema, Ef.5.21-31; aborda la relación esposo/esposa, y la compara con la relación que tiene Jesucristo con Su Iglesia, su esposa. La conclusión, no es una recomendación, sino una instrucción: cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido.

El matrimonio es una figura central en la constitución de las sociedad humana. De forma más o menos explícita, todas las sociedades tienen como principio fundamental la reproducción de la especie y la conformación de nuevas familias. Por eso, el vínculo matrimonial desde un principio se ha visto protegido legalmente y amparado por costumbres sociales, morales y culturales.

En 2020, se registraron 6.153 enlaces matrimoniales en Panamá. Este dato representa una caída de alrededor del 43,3% con respecto a la cifra registrada el año anterior. Durante ese mismo periodo, 3.107 parejas se divorciaron, recordemos que estábamos en plena pandemia. Lo cierto es, que hoy las parejas deciden vivir juntas, sin entender las implicaciones civiles y espirituales de la decisión.

Estos elementos introductorios son importantes tenerlos en cuenta, ya que la estabilidad social, depende de la salud de la familia (familias enfermas, sociedades inestables) y ésta a su vez, depende directamente de la estabilidad del vínculo que establezca el esposo y la esposa.

Fortaleciendo el vínculo familiar. Debido al resquebrajamiento de la familia como institución divina, forjada bajo principios y valores divinos, observamos la actual inestabilidad social que va en aumento. Algunos de ustedes no tuvieron la bendición de levantarse con padres biológicos o adoptivos, sino que fueron criados por algún familiar cercano, tía, madrina, abuelos, etc, y están hoy aquí y son hombres/mujeres de bien, productivos, temerosos de Dios; no significa que ese haya sido el plan de Dios para sus vidas. Por otro lado, tal vez, teniendo a nuestros progenitores, presentes, durante el tiempo en que nos levantamos, las cosas no marcharon bien. Los padres tenemos la obligación de velar por el crecimiento saludable de nuestros hijos/as, no sólo proveyendo lo que necesitan desde el punto de vista material, para su desarrollo, sino también, estar pendientes de su crecimiento en valores, principios y espiritualidad.

Justamente por la falta de asumir esta responsabilidad, entre otras, son algunos de los argumentos de justificación para la introducción de nuevas formas o clases de matrimonios y familias, que no se ajustan al plan original; ahora, sabemos que todo esto tiene que ver directamente con el corazón del hombre y la mujer alejados de Dios, Sal.38.21.

¿Qué ocurrió en el corazón del hombre/mujer con una herencia judeo-cristiana, que no pudieron modelar para otros el plan de Dios para la familia? ¿Estamos hoy, usted y yo, siendo modelos de familias que dan testimonio de Jesucristo?

La Palabra nos da la clave para fortalecer el vínculo familiar, no se puede ser ni hacer familia, alejados de Aquel quien la creó, Jn.15.5c.

La instrucción apostólica, en Ef.5.15-20 NTV, nos muestra que debemos tener cuidado como vivimos, en la VRV dice, como andamos, notemos que no dice,  tener cuidado de como ministramos…somos llamados a vivir como sabios y no como necios. El asunto de la sabiduría y la necedad, son temas abordados ampliamente por el libro de Proverbios; en el mismo de forma insistente, se nos pide prestar atención a la instrucción y obedecer de corazón. Es en el contexto de ser llenos del Espíritu Santo y no emborracharnos con vino, el apóstol nos instruye a sujetarnos unos a otros, en el contexto del matrimonio, Ef.5.21; suena como una instrucción anti machista, pro feminista.

La vida en familia, debe ser el reflejo de nuestra relación sujeta al Espíritu Santo, quien conoce los planes y propósitos del Padre y del Hijo, ya que tomaría de ellos y nos lo haría saber, Jn.16.13-14.

No hay suficientes técnicas de comunicación y técnicas de manejo en crisis, que puedan sustituir la intervención divina en las diversas situaciones que enfrenta la familia el día de hoy. Creo que algunas de esas técnicas son buenas como herramientas de la cual podemos echar mano en ocasiones, pero no pueden sustituir la sabiduría del Altísimo…Is.40.12-14.

Cuando yo entiendo como esposo que debo amar a mi esposa como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella y la esposa sabe que debe respetar al esposo, Ef.5.25-26,31 y los hijos comprenden que significa honrar a sus padres, Ef.6.1-2; los vínculos familiares se fortalecen y establecen no sobre sentimientos, ni emociones, ni tampoco en circunstancias cambiantes del medio, sino, sobre el principio de obediencia a la Palabra del Señor, con el fin de honrarle.

La familia extendida. Debido a la pandemia que nos azotó por los últimos tres años, la dinámica familiar, en muchos sectores de nuestra sociedad tuvo que ser reconstruida. Familias que se habían independizado de sus padres, volvieron a vivir juntas o desarrollar dependencia económica de ellos. Muchos de los jóvenes que iniciaron emprendimientos y dieron pasos de independencia, tuvieron que postergarlos. En muchas casas, los abuelos y los subsidios del gobierno (en sus diferentes modalidades), alimentaron no sólo a los abuelos, sino también a los nietos, sobrinos, ahijados, aún vecinos. No digo que sea malo, sino que resalto la realidad, la importancia de la familia extendida, sobre todo cuando las situación socio-económica se hace compleja, como la mencionada u otras circunstancias, de hecho, hubo pérdidas humanas en algunas familias, lo que significan que aún algunos están en proceso de duelo.

Es de suma importancia que tengamos claros, que la iglesia, sus miembros, somos una familia. Somos parte de la familia extendida que de la cual todos, formamos parte.

El texto bíblico, nos anima e instruye a considerar a la familia de la fe, como eso, familia: Sal.68.6; Gl.6.10; Ef.2.19, por lo cual, debemos amar y servir a otros, en particular a la familia de la fe, como Jesucristo lo hizo, por el poder del Espíritu Santo.

Haciendo esto, seremos semejantes al hombre que prestando atención a la instrucción, construyó su casa sobre la roca, de tal forma que cuando llegaron los vientos y los fuertes aguaceros, que la azotaron, no cayó, Mt.7.24-27.

Esto es vida familiar e individual práctica, aplicada al día de hoy, porque no deja de ser cierto que el principio de la sabiduría, es el temor a Jehová, Pv.1.7.

Conclusión. ¿Asumiremos nuestra responsabilidad para fortalecer a la familia? Oremos

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”

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