Empoderados Espíritu Santo-siendo valientes para el Reino

Pastor José Calame
Pastor José Calame

Hch.4.13.

Introducción

Ser llenos con el Espíritu Santo, es vital hoy

Escenario. La resurrección de Jesucristo es la piedra angular del cristianismo  y a partir de esta realidad, se da inicio a un movimiento que ha llegado hasta nuestros días, Hch.1.1-3. ¿Qué hizo el Resucitado, luego de volver a la vida? Se le apareció a los discípulos, a quienes llamó hermanos, con pruebas indubitables y les habló del Reino de Dios, por cuarenta días. Debemos estar claros que se trata del reino divino en los corazones, vidas y situaciones de los hombres, lo cual fue un tema destacado en las enseñanzas del Mesías, estamos a la espera de que se perfeccione de forma tangible, en Su segunda venida.

Esta ministración de Jesús, era dispensada o sellada a través del poder del Espíritu Santo, y ahora, se ha transferido ese poder y responsabilidad a sus discípulos, por medio del bautismo con el mismo Espíritu que le preparó, capacitó y empoderó, para el ministerio que desarrolló en Palestina, Lc.4.18-19; Hch.1.5;8.

Recordemos que el Señor, antes los había enviado en misión, primero a los doce y luego a los setenta, Mt.10.5-15 y Lc.10.1-12; lo que ocurrió el día de Pentecostés, fue una experiencia sin precedentes en la historia de Israel, en la historia del mundo, aún para los primeros discípulos quienes habían sido testigos del poder de Jesucristo en acción. Es de suma importancia saber que Su derramamiento el día de Pentecostés, dio cumplimiento a la profecía dada por el profeta Joel 2.28-32.

Pedro y Juan. Un elemento constante que vemos en las Escrituras, es que todo aquel que se encontró con el Resucitado, fue transformado; no sólo cambió, sino que la vida fue transformada, lo que Pablo definió posteriormente, como nueva criatura, 2Co.517; el caso de los apóstoles no fue la excepción. Con la distancia de los siglos, entre el ahora y los acontecimientos descritos, perdemos de vista lo poderoso de esta realidad de vida que vivimos todos aquellos que entramos en contacto con Él. Existen varios textos bíblicos, nos ayudan tal vez no a entender por completo, pero si captar la idea de la expresión, cuando hablamos de nuestras vidas en Jesucristo, 1Co.3.16; 2 Co.3.18; Ro.12.2 y Ga.2.20.

Pedro y Juan, luego de la experiencia del día de Pentecostés, fueron investidos de poder sobre natural y se convirtieron en testigos sobrenaturalmente efectivos de Jesucristo. Los milagros que Dios hacía por medio de ellos, no eran manejados como tarjetas de presentación de un negocio personal, sino que con claridad, manifestaban que Dios los hacía con propósito de exaltar a Jesús, el Cristo, el Autor de la vida a quienes los líderes políticos, religiosos y el pueblo se habían convenido para darle muerte, pero Dios, lo resucitó, Hch.3.13-15. El caso del cojo que se sentaba en la puerta la Hermosa del templo, de quien sabían que había sido cojo desde su nacimiento, no podía pasar desapercibido por ninguno. La conmoción y el impacto causado, por los gritos de alegría y asombro del excojo al entrar en el templo, tal vez, por primera vez en su vida, disparó las expectativas y la curiosidad de todos.

La Palabra de Dios, respaldada por el poder ejecutor del Espíritu Santo, viene para transformar las vidas de aquellos que son tocados por Él, es por ello que necesitamos oír con fe, es por eso que necesitamos ser llenos con el Espíritu Santo de Dios.

Los instrumentos, Pedro y Juan, estuvieron dispuestos a pagar el precio de ser testigos del Señor, les echaron mano y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, Hch.4.1-3. Uno de los productos o resultados evidente de esta manifestación de poder, es que como cinco mil varones, creyeron, Hch.4.4.

Al siguiente día, fueron interrogados sobre el incidente, y declararon que en el nombre de Jesucristo de Nazareth, sanaron al excojo, Hch.4.7-13.

Con valentía se enfrentaron a las autoridades, que a pesar de sus amenazas, ellos respondieron que toman la decisión de obedecer a Dios, antes que a los hombres, Hch.4.18-19; en otras palabras, de cobardes a valientes, de traidores a fieles seguidores, no perfectos, pero si comprometidos con Su Señor y Sus propósitos, todo ocurrió luego de haber sido llenos o bautizados con el Santo Espíritu de Dios.

Siendo que nuestro Dios, es Dios de propósitos, es lamentable la distorsión que hoy vemos sobre la llenura y las manifestaciones del Espíritu Santo y la razón de la misma, principalmente, evidenciando el carácter de Jesucristo a otros. Lo que significa la necesidad vital que tenemos todos de ese poder con el fin de ser testigos de Su poder y resurrección a favor de un mundo que necesita con urgencia el toque de Jesucristo.

El evangelista Lucas, deja evidente que luego de ser liberados, los apóstoles regresan a la comunidad de fe y comparten la experiencia vivida, que deseo dejar claro, que no era poca cosa, ya que hace algunas semanas, habían dado muerte a Jesús. Se pusieron de acuerdo y oraron al Señor, pidiendo: denuedo para compartir la Palabra, mientras da Su respaldo a la predicación de la misma haciendo sanidades, señales y prodigios; en otras palabras, no te detengas aunque los líderes no les guste, se enojen, no entiendan que en el nombre de Tú santo Hijo Jesús, hay poder. Dios respondió inmediatamente a la petición y todos fueron llenos del Espíritu Santo y ahora no sólo Pedro, Juan y los ciento veinte reunidos en el Aposento Alto, hablaban con denuedo, sino, todos los presentes…se multiplicaron los instrumentos que fueron usados por el Señor para expandir el Reino.

Seguramente, muchos de los que estuvieron ese día en el tiempo de oración, fueron de los que huyendo de la persecución desatada por la muerte de Esteban, fueron por todos los lugares predicando sobre la salvación en Jesucristo, empoderados por el Espíritu De Dios, Hch.8.4.

Conclusión. ¿Pediremos a Dios en común acuerdo, ser llenos con Su Santo Espíritu? Oremos

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”

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