Empoderados por el Espíritu Santo…dando fruto

Julio Bolivar
CoPastor Julio Bolivar

"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, contra tales cosas no hay ley"

Una de las experiencias que mas podemos recordar es cuando de niños comíamos un fruto de un buen árbol; después de un tiempo de ser sembrado la expectativa es que este árbol de un buen fruto. Lo contrario, es que el árbol después de esperar no tenga ningún fruto o el mismo sea malo.

El Señor espera de nosotros, sus hijos que demos buen fruto y el Apóstol Pablo en el libro de Gálatas traza un contraste claro entre la manera de vivir del creyente lleno del Espíritu y la del que esta dominado por la naturaleza pecaminosa.

El Espíritu y la carne están en conflicto (Ga 5:17). La lucha es, rendirse a las inclinaciones de la carne y volver a someterse al dominio del pecado, o si cederá a las exigencias del Espíritu y continuará bajo el dominio de Cristo.

El Fruto del Espíritu.

En contraste con las obras de la carne esta la manera de vivir sin dobleces llamada el fruto del Espíritu. Este se produce en los hijos de Dios a medida que permiten que el Espíritu dirija y ejerza tal influencia en su vida que destruyen el poder del pecado, sobre todo las obras de la carne, y caminan en comunión con Dios. Es el Espíritu en la vida del creyente quien lleva a que las obras de la carne experimenten la muerte; además, hay en el creyente un cierto desprecio y rechazo a lo que en su momento era tan apetecido, el pecado. Ahora el creyente puede decir no al pecado (Ro 6).

El Espíritu Santo produce un fruto. La razón por la que encontramos una lista de cualidades de una vida marcada por el Espíritu es para mostrar los diferentes aspectos de ese fruto. Esa es la manifestación del Espíritu Santo.

Para que estos aspectos del fruto del Espíritu se manifiesten en toda su dimensión en la vida de un creyente, debe dejar de resistir al Espíritu y mas bien someterse totalmente al Espíritu Santo.

El Apóstol Pablo menciona las siguientes características del fruto del Espíritu:

  • Amor: es el amor ágape, un amor desinteresado, un regalo de Dios. Solo se puede vivir si somos creyentes nacidos de nuevo. El amor ágape tiene que ser derramado en nosotros por el Espíritu de Dios (Rom 5:5).
  • Gozo: tiene que ver con regocijo y un deleite interior que surge por la esperanza en Dios y por la seguridad de sus promesas. Es sobrenatural.
  • Paz: basada en el conocimiento de que nuestra vida esta en las manos de Dios y que todas las circunstancias cooperan para los propósitos de Dios.
  • Paciencia: nos estamos refiriendo a perseverancia, ser constante, firmeza. Capacidad de no renunciar en medio de problemas y sufrimientos. Permanecer firmes esperando en Dios aunque parece que la esperanza no tiene razón.
  • Benignidad (Gentileza): no querer ofender a nadie ni causarle dolor.
  • Bondad: celo por la verdad y la justicia y aborrecimiento del mal; puede expresarse en actos de amabilidad o en la reprensión y la corrección del mal.
  • Fe (Fidelidad): lealtad firme, persona confiable y entregada a su compromiso. Devoto a sus convicciones.
  • Mansedumbre (Humildad): moderación acompañada de fortaleza y valor. Se deja dirigir por Dios y su Palabra.
  • Templanza (Control propio): dominio de las propias pasiones y deseos; incluso la fidelidad a los votos nupciales; también la pureza.

Llamados a permanecer en Jesús y dar fruto.

En Jn 15; Nuestro Señor Jesucristo se describe como la vid verdadera y los que han llegado a ser sus discípulos como los pámpanos. Al permanecer unidos a El como la fuente de la vida, dan fruto. Dios espera que todos los creyentes demos fruto.

Solo podemos dar fruto si permanecemos en Jesús. Guardando la Palabra de Dios de continuo en la memoria y la mente y hacerlo guía de nuestras acciones; mantener la costumbre de la comunión cercana y constante con Cristo para obtener de Él, fortaleza, obedecer sus mandamientos, permanecer en su amor y amarnos unos a otros; mantener la vida limpia, mediante la Palabra, resistir todo pecado y someterse a la dirección del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo nos capacita, inspira, impulsa, enseña, guía de manera sobrenatural para promover los cambios a la imagen de Cristo. Nosotros debemos responder en obediencia al Espíritu Santo y a los principios de vida anotados en la Palabra de Dios.

Oremos.

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