Viviendo en la luz…resplandezcamos para Jesucristo

Pastor José Calame
Pastor José Calame

1Jn.1.5.

Introducción

Hoy es el tiempo de vivir para Jesucristo

Escenario. Durante los primeros siglos de la era cristiana, la incipiente fe tuvo que hacerse camino en medio de filosofías humanistas y creencias idolátricas paganas/diabólicas que caracterizaban la cultura del imperio romano. No sólo en las grandes urbes de la civilización, sino también en las pequeñas ciudades donde muchos cristianos llegaron dando testimonio de las buenas noticias del evangelio, Hch.14.8-18; 19.21-41.

El mensaje era poderosamente sencillo, Dios se hizo hombre en la persona de Su Hijo Jesucristo, para morir y derramar su sangre como ofrenda en Su presencia y así restablecer una sana relación con Él.

En días pasados, compartíamos acerca de la visión que algunas de esas herejías del primer siglo tenían acerca de Jesús, comparándolo con uno de los muchísimos semidioses de la mitología griega. Ante esta realidad, el escritor inspirado escribe afirmando la fe de los creyentes, enfatizando la divinidad, como la humanidad de Jesús. Él entró completamente en la vida de los seres humanos, haciéndose uno como ellos, pero sin pecado, 1Jn.4.2; 15; 5.1.

Es nuestro abogado ante el Padre, 1Jn.2.1, es nuestra ofrenda propiciatoria por nuestros pecados, 1Jn.2.2; 4.10. Propiciación, quiere decir apaciguamiento de la ira divina por medio de una ofrenda de sacrificio. Algunos niegan que la Biblia contenga esta idea porque no creen que un Dios de amor pueda convertir a sus criaturas en objeto de su ira. En el corazón del evangelio yace la idea de que, si Cristo no hubiese tomado sobre sí la ira de Dios que la humanidad merecía, ella todavía pendería sobre nosotros, los siguientes texto nos advierten con claridad de esto, Ro.2.5,8: 3.5;5.9,9.22; Ef.5.6; Apc.6.16-17.

La sangre derramada por Cristo, es una clara evidencia de que entregó su vida por nosotros, con el fin de manifestar la justicia de Dios, que perdona todos nuestros pecados, aún los pasados. ¡Glorias y loores, sean dadas a Dios!

Durante el s. II, aparece una especie de gnosticismo (conocimiento) que negaba la encarnación de Dios, ya que la materia era esencialmente mala, a diferencia del espíritu, por lo que entonces no hubo resurrección. Siendo que el cuerpo, sólo era una envoltura sin implicación eterna, nada de lo que se hiciera con él, afectaba al espíritu; por lo que tampoco pecaba, cosa que refutó el Apóstol, 1Jn. 2.4-5; 5.18.  Sólo algunos iluminados, selecto grupo de intelectuales podían alcanzar la salvación, reemplazando la fe y los principios básicos del evangelio por la especulación y el pensamiento humanista, que ha ido en crecimiento en los últimos tiempos.

Viviendo en la luz. En el evangelio de Juan, el apóstol en el puro primer capítulo, nos habla de la grandeza y majestad de Jesús, Jn.1.1-5. Caracteriza a Jesucristo como: verbo quien hace todas la cosas, sustento de todas las cosas, proveedor de vida y luz de los hombres.

Una interpretación práctica de la luz es que trae claridad, calor, guía, nos permite andar, movernos, funcionar y conocer. Ahora tiene más sentido, porque Pablo escribiendo a los Colosenses, afirma que ora para que sean llenos del conocimiento de su voluntad (hablando de Jesucristo) en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andemos como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios, Col.1.9-10. Esta verdad, es más que conocimiento intelectual, es conocimiento espiritual, revelada por el Espíritu de Dios, a los suyos. Nuestro caminar en la luz, es prueba de la comunión con Dios, debido a que la vida en Su compañía es una constante limpieza de pecados por la sangre de Jesucristo. También involucra la relación unos con otros, vivir en la luz es vivir responsablemente tanto ante Dios como ante los seres humanos; la luz de Jesucristo, alumbra la conciencia humana y hace de esa manera responsable a toda la humanidad ante Dios, Ro.1.19-20. Por tanto, es de suma importancia recordar que hemos sido trasladados del reino de las tinieblas al Reino de la luz, habiéndonos librado de la potestad de las tinieblas, Col.1.13. Esto ocurrió en el momento que oyendo el mensaje del evangelio, respondemos a la voz del Espíritu Santo y reconocimos que necesitábamos del perdón de Dios, creyendo y aceptando el sacrificio de Jesús en la cruz.

La Palabra afirma, que la luz en las tinieblas resplandece y las tinieblas no prevalecieron contra ella, Jn.1.5 ¿Qué significa eso?

De acuerdo a las acepciones de la expresión prevalecer, hay al menos, tres formas de entender e interpretar el texto:

  • Las tinieblas no tienen control sobre ella
  • Las tinieblas no la entienden
  • Las tinieblas nunca podrán extinguirla

El Señor ha decido que por medio de la predicación del mensaje del evangelio, toda la humanidad, tengo la esperanza de la salvación por medio de la fe; es por ello que necesitamos predicar, compartir, testificar, declarar, vivir y modelar el reino de Dios a otros, Jn.3.16-21.

Finalmente, hemos sido constituidos por Dios, embajadores suyos para decir a otros, que tienen la oportunidad de reconciliarse con Dios, 2 Co.5.17-20. Por tanto, levantémonos y resplandezcamos por que la gloria de Jehová ha venido sobre nosotros, Is.60.1-2.

Conclusión. ¿Viviremos y resplandeceremos para Jesús? Oremos

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”

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