Jn.1.1-5.
Introducción
Es vital entender hoy, que Jesucristo vino a darnos vida y luz.
Escenario. Iniciamos este importante tiempo en la historia de la humanidad, recordando la encarnación de Jesucristo, la segunda persona de la Trinidad. Juan, el evangelista, inspirado por el Espíritu Santo, aborda temas de implicaciones teológicas sobre la primera venida de Jesús, su estado preexistente al lado de Padre, su divinidad y esencia, además de su encarnación como dijimos previamente.
Necesitamos saber y entender que Dios, es un Dios de vida y no de muerte. Esta poderosa verdad, debemos abrazarla con fuerza, porque nos habla de Sus propósitos, que son de paz y no de mal como dice Jer.29.11.
Desde que Israel fue llamado a conquistar la tierra de la promesa, por medio de una nueva generación, Dios a través de Moisés, les anima a escoger la vida y no la muerte. Era sumamente importante que esa generación supiera que: “Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” Dt. 30.19. Hoy deben resonar estas palabras en nuestros corazones, Dios desea que escojamos la vida, la ofrece por medio de Jesucristo, El resucitado…la decisión es nuestra.
La encarnación de Jesús, es un acontecimiento de importancia universal; el Verbo, es Jesucristo, la suprema y eterna expresión de Dios. Por lo que podemos leer sin equivocación ese primer verso del Evangelio de Juan de la siguiente forma: En el principio era Jesucristo, y Jesucristo era con Dios, y Jesucristo era Dios.
Jesucristo es Dios, el pleito continuo que tenían los detractores del ministerio del Mesías, porque no podían creer, aceptar y entender, como el Dios tres veces santo, si hiciera hombre y viviera en medio de la miseria moral de la humanidad caída. ¡Gloria a Dios, que, si es verdad, Jesucristo se hizo hombre!
Cada uno de aquellos que le hemos recibido como Salvador, sabemos hasta donde nos fue a buscar, en qué lugares o situaciones nos encontró y en ese lugar, extendió sus manos para levantarnos… ¡Oh gloria a Dios!
El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia de Colosas afirma: “Él es la imagen del Dios invisible, el principio de toda la creación” Col.1.15
Escuchemos otra poderosa verdad: En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, Jn.1.4.
Vida y luz. Son constantes expresiones del lenguaje de Juan en el evangelio y en las epístolas; no podemos olvidarlo, es más que cultura literaria o evangélica, ambas expresiones tienen un poderoso contenido…
Sentencia esta introducción afirmando que la luz resplandece en las tinieblas y las tinieblas no prevalecen contra ella, Jn.1.5. permítanme explicar un poquito las palabras:
- Resplandecer: brillar, hacerse notar, destacar, sobresalir por su grandeza o perfección.
- Prevalecieron: tres significados. A. apoderarse, asir, dominar. “las tinieblas no tienen control sobre ella”. B. percibir, lograr; prevalecer con esfuerzo mental o moral. “las tinieblas no la entienden”. C. apagar, extinguir, matar la luz sofocándola. “las tinieblas nunca podrán extinguirla”.
La luz y las tinieblas son esencialmente antagónicas entre sí; el gozo del cristiano no sólo está en saber que la luz es más fuerte que las tinieblas, sino que también prevalecerá sobre ellas. Esa es la razón por lo que el mismo apóstol en 1Jn.1.5; 4.4, afirma que no hay engaño en Dios y si Él está en nosotros, no hay que temer.
En su evangelio Mateo, hace referencia a una palabra profética en Is.4.16, relacionada con la luz que trae el mensaje de salvación en la persona de Jesucristo.
Esto que hemos compartido hasta el momento, tiene una expresión vivencial o vida práctica, que lo entendemos a partir de Jn.1.17-21. Queda claro, que el propósito del Señor Jesucristo, es que andemos en luz en cada área de nuestras vidas, llevando y compartiendo Su vida con otros, creyentes y no creyentes. No hay razón para no hacerlo, siendo que se trata de Su vida en nosotros, como bien dice Pablo en Ga.2.20 y Fil.2.12-16. Debemos brillar para el Señor, oro para que, a partir de este momento, nuestras vidas alumbren más que los focos que ponemos en nuestras casas al decorarla para estas fiestas.
Durante su ministerio terrenal, Jesús, procuraba la redención de la humanidad y, por otro lado, por medio su vida y ministerio, revelar al Padre. Jesucristo constantemente señalaba más allá de sí mismo, siempre enfocó al Padre que lo había enviado y a quien buscaba glorificar.
Luego entonces, siendo conocedores de esta importante verdad, la Navidad, debe cobrar un nuevo significado, disfrutaremos y gozaremos con la firme convicción que la luz y vida vinieron a nuestro mundo, por medio de la persona de Jesucristo y que puedo compartirlo que aquellos que no le conocen aún.
Conclusión. ¿Decidiremos andar en la luz de Jesucristo? Oremos.
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
Colosenses 3:23-24 Tuit