Dt. 8.1-18.
Introducción
Escenario. Como sabemos, Deuteronomio contiene una serie de mensajes de despedida dirigidos por Moisés a los israelitas, mientras aquél se preparaba a morir y éstos se disponían a entrar a la tierra prometida; era un punto de inflexión crítico en la vida de líder y la nación.
La generación que estaba en los límites de la tierra prometida, no era la misma que había salido de Egipto. La gran mayoría, había nacido en el desierto, por lo que había recibido como parte de su herencia cultural y religiosa, las historias de las proezas hechas por Dios al liberarlos de Egipto y cómo el Señor peleó por ellos. El maná caído del cielo y las codornices, eran parte de su normalidad, pensar en otra manera de adquirir los alimentos, no era concebible. Sus antecesores, murieron en el desierto, producto del castigo que el Señor les impuso por no creer y obedecer al llamado de avanzar en la conquista de la tierra prometida, cuando les fue instruido; ellos había decido regresar a Egipto. Hoy, lamentablemente hay muchos que han decido regresar de vuelta a sus antiguas vidas sin Jesucristo, esto no agrada a Dios, He.10.35-39.
Era sumamente importante que la nueva generación supiera que: “Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” Dt. 30.19. Hoy debe resonar estas palabras en nuestros corazones, Dios desea que escojamos la vida…!la decisión es nuestra!
El camino que habían recorrido juntos (40años), había sido largo, sinuoso, pero milagroso. Desde que salieron de Egipto y la forma en que lo hicieron luego de 430 años de esclavitud; comenzando con Moisés que nace y crece de manera especial y entiende que Dios lo llama desde la zarza que no se consumía para una asignación especial, fue todo un proceso, Ex.2,3. Es evidente que esta es la forma que Dios ejecuta sus planes y nos toca de forma paciente esperar a que los mismos se cumplan.
La Biblia afirma que Dios es el creador de todo cuanto existe, visible e invisible, Is.42.5; también nos afirma que es un Dios de propósito, Sal.138.8; por lo tanto, debemos esperar y confiar. Esto es todo un desafío en medio de nuestra cultura de lo inmediato e instantáneo, ya que lo deseamos todo concreto en el momento y bajo circunstancias que suponemos están controladas por nuestras capacidades intelectuales.
Respondiendo la pregunta. Dios no se anda con secretitos y haciendo las cosas a escondidas para que nadie se entere. Le expresa a esta nueva generación lo que hay en Su corazón en relación con ellos y el futuro próximo. Es importante que entiendan les dice a ellos y a nosotros, que debemos poner por obra sus mandamientos. Nuestros pensamientos y actos, deben reflejar que nuestras vidas están alineadas con los valores y principios del Reino; nuestro estándar de vida, no lo dicta el mundo, sino Dios. No sólo vivirían, sino que se multiplicarían, entraría y poseerían la tierra que les prometió a los antepasados. Cada una estas expresiones, tienen contenidos propios que lo vemos desarrollados en las páginas de las Escrituras Sagradas y en los libros de historia de la actualidad. El desierto no era el final, sino el comienzo para vivir lo nuevo de parte del Señor.
- El proceso inicia, al recordar el juramento hecho por Dios, Dt.8.1. En los postreros días, Dios, ha prometido, salvar, perdonar y liberar, por gracia, por medio de la fe en el sacrificio de Jesús en la cruz, Ef.2.8.
- Permitió la aflicción, hambre, sed, el calor, el frío para probarles y saber que había en el corazón, Dt.8.2-4. En otras palabras, la experiencia del desierto era disciplinario, no debían olvidar lo que se les había enseñado, Dios es fiel. En nuestro corazón está la clave ¿cuál es nuestra actitud ante el trato de Dios? Pv.4.23
- No sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre, Dt.8.3; 1P 2.2.
- Dios nos disciplina, como lo hace un padre a sus hijos, Dt.8.5; He.12.8-11.
- Guardar los mandamientos del Señor, andando en Sus caminos y temerle es son expresiones de amar a Dios, sobre todas las cosas.
Promesa de bendición. Preparémonos para lo que viene por delante, son tiempos de grandes desafíos, pero Dios nos introduce a una buena tierra para que Sus propósitos de bien se cumplan en nosotros y a través nuestro para la salvación de muchos en Panamá y más allá de nuestras fronteras. Lo que hoy estamos viviendo es parte necesario del proceso.
Mientras preparo este mensaje, es importante que sepan que esta palabra se hará realidad para todos aquellos que crean.
En nuestros corazones debe haber fe y no orgullo, para recibir las abundantes y buenas bendiciones de parte del Señor, que es fiel con sus hijos. Debemos acordarnos siempre del Señor, quien nos da la fuerza para producir. La expresión poder que aparece en Dt.8.18, significa vigor, fuerza, capacidad, riqueza, medios o sustento. Capacidad física, mental o espiritual para generar riquezas, lo cual es un don divino.
Luego entonces, esta capacidad de generar riquezas es parte del pacto realizado por Dios con su pueblo y no debe ser malgastada egoístamente, por lo que siempre debemos tener en mente el compartir con otros, somos bendecidos para bendecir.
La riqueza bíblica es más que dinero y posesiones, por lo que necesitamos sabiduría de Dios para administrarla correctamente. Él ha prometido, que suplirá lo que necesitamos conforme a sus gloriosas y abundantes riquezas, Ef.3.8.
Finalmente, nuestro mayor desafío siempre será comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para ser llenos de toda la plenitud de Dios, Ef.3.18-19.
Conclusión. ¿Seguiremos caminando con fe mientras atravesamos el desierto? Oremos
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
Colosenses 3:23-24 Tuit