Jesús, el buen pastor

Pastor Raúl Irigoyen
Pastor Raúl Irigoyen

Juan 10:7-10, 14-18.

Introducción

Tras sanar Jesús a un ciego de nacimiento (Jn. 9), enfrenta al liderazgo religioso que se siente amenazado por Él. Ellos sienten los ‘pastores’ de Israel por su conocimiento y cumplimiento estricto de la Ley—si bien solo en forma y no en esencia. Jesús deja al descubierto sus egoístas motivaciones y les llama bandidos (Jn. 10:1). Quienes buscaban a Dios de corazón no se identificaban con esos líderes, aunque no se les oponían abiertamente (Jn. 10:8b). Dios había permitido que el hambre espiritual cundiese, preparándolos para la venida del ‘Buen Pastor’.

 

JESÚS NOS LLAMA FUERA

Jesús vino a un pueblo en medio del rebaño de Israel dispuesto a ‘reconocer’ su voz como la del pastor enviado por Dios y seguirle (Jn. 10:3b-4). De igual manera, Jesús nos llama hoy, a dejar atrás un estilo de vida alejado de Dios y seguirle para ser quienes Él nos dice que somos, para hacer lo que Él nos dice que hagamos e ir donde Él dice que vayamos. Pero los planes de Dios siempre fueron los de formar un rebaño más amplio, que incluye a gente de toda tribu, raza, lengua y nación (Jn. 10:16; Gn. 12:2b, 3b). ¿Escuchamos la voz de Jesús en medio del ruido que el mundo genera—con sus prioridades, sus placeres y su búsqueda de la auto gratificación (Ef. 5:14)? Son muchos los que son presa de una cultura que niega la fe y proclama a una multitud de dioses personales. Una nueva generación es instruida en principios religiosos carentes de poder para vivir vidas victoriosas, ¡un cristianismo sin Cristo (Jn. 10:10)!

 

JESÚS SE DIO POR NOSOTROS

A diferencia de los líderes de hoy, incluyendo a los ‘influencers’, Jesús demostró tener nuestros mejores intereses en Su mente al encarnarse en medio nuestro y morir en la cruz del Calvario para pagar el precio de nuestro pecado (Ro. 6:23). Demostró con hechos su disposición a darlo todo por nosotros, en obediencia al Padre (Jn. 10:11), contrastando con la actitud de quienes quieren forjar la manera de pensar de la sociedad de hoy (Jn. 10:12-13). Muchos siguen a sinvergüenzas que todo lo hacen por su propio beneficio. Parecen interesarse en los demás, pero ante la menor amenaza a sus intereses, salen huyendo, porque para ellos, somos solo un medio para lograr sus fines. Son ‘asalariados’ que todo lo hacen por dinero. Ahora bien, la figura del pastor que defiende a sus ovejas es ilustrada por David, el joven pastor de ovejas (1 Sam. 17:34-35). Tal defensa es producto de la relación desarrollada con las ovejas que, ante el peligro, le hace reaccionar instintivamente, sin ser consciente de que arriesga la vida. Pero Jesús no fue a la Cruz por instinto (Jn. 10:18); murió por nosotros cuando todavía no éramos parte de Su rebaño ni escuchábamos Su voz (1 P. 3:18): ¡eso es amor genuino!

 

JESÚS NOS ANHELA

Reconozcamos que Jesús es quien toma la iniciativa para con nosotros y la humanidad. Como el ‘Buen Pastor’, Jesús es el único camino al Padre y la única puerta a la salvación (Jn. 14:6; 10:7). Su amor por nosotros se expresa en que nos llama a Su rebaño cuando nos sentimos vacíos, enfermos, desvalidos, irrelevantes, etc., cuando estamos perdidos (Mt. 9:12, 13b). Muchos se comparan con gente peores que ellos, pero nuestra vida es única (Ro. 3:10b-11). Gracias a Dios, nos hemos dado cuenta de que la vida es más de lo que hemos vivido. El Espíritu Santo nos ha estado preparando, dándonos consciencia de nuestro pecado, aunque a veces lo relativicemos. Muchos nos hemos convertido en jueces de los demás, pasando por alto nuestras propias falencias (Mt. 7:4-5). Pero, sin merecer Su gracia, Jesús nos invita a comenzar de nuevo; con nuevas expectativas, accediendo a una vida abundante producto de nuestra relación con Él, reflejada en el servicio a los demás. Acerquémonos a Jesús y depositemos nuestra confianza en Él porque: (a) habrá de proveer todo lo que necesitemos (Sal. 23:1-2); (b) cuando nos sintamos desfallecer, intervendrá (Sal. 23:3a,4); y finalmente, (c) cuando el enemigo nos quiera dañar, Jesús garantiza que esos planes no prosperarán (Is. 54:17) y que en medio de la prueba, Él se encargará de que disfrutemos de Su gozo viendo cómo nos sostiene y prospera (Sal. 23:5a).

 

CONCLUSIÓN

Jesús es el Buen Pastor, pero estamos viviendo realmente la vida como una de sus ovejas, que no oyen su voz y la siguen. ¿O habremos aprendido a vivir como ovejas que, despistadas, a cada rato se alejan del rebaño o como cabritos que, aventurándose en lo desconocido, se pierden, y nuestro Pastor tiene que estar continuamente buscándonos?

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”

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