“Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juro a tus padres, como en este día”
Dt 8:18 RVR 1960 Tuit
Jn. 9:1-12
Jesus caminaba y se acerca a un hombre que era ciego de nacimiento. Su amor por los necesitados y los que sufren es evidente; Él no miro hacia otro lado, sino que se acerco a traer esperanza, a dar sanidad y valor a quien había sido desechado por la sociedad.
Una sociedad que marginaba a los enfermos asumiendo que todo caso de sufrimiento individual obedecía a un pecado especifico; en vez de tratar de ofrecer una ayuda. Ante la pregunta de sus discípulos, el Maestro aclara que la ceguera de este hombre no fue por sus pecados ni tampoco los de sus padres; sino que nació ciego para que todos vieran el poder de Dios en él. Jesus hace notar que más allá de la tragedia de los defectos humanos, resultado por lo general de la caída del hombre, y la consecuente entrada del pecado, la enfermedad, la aflicción y la muerte en el mundo; la gracia y la misericordia soberana de Dios están a disposición de todos. Confirmando que Él tiene poder para sanar conforme a su voluntad y dando ejemplo de un evangelio que acciona ante el dolor humano, un ejemplo de servir como Él lo estaba haciendo.
Cuando el Señor sale a nuestro encuentro para transformar nuestras vidas vacías hasta ese momento, viene también la invitación a servirle como Él lo hizo. “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” Mc 10:45.
Los tiempos son malos y Nuestro Señor Jesucristo nos urge a llevar a cabo las tareas que nos encargó el que nos envió. Jn 9:4. Sabía que su tiempo de ser sacrificado por nosotros estaba cerca y mientras estaba aquí en el mundo, afirmaba “yo soy la luz del mundo”. Jn 9:5.
Muchos no reconocieron que la luz había llegado, el Mesías estaba entre ellos haciendo señales y prodigios. En vez de contentarse por el milagro en la vida del ciego de nacimiento, estaban más preocupados por cuestionar que el hombre había sido sanado en el día de descanso según la ley. Debemos tener cuidado hoy nosotros de no dejar de ver lo que el Señor esta haciendo hoy entre nosotros y exaltar su nombre; contentarnos con las respuestas a nuestras oraciones y las de nuestros hermanos; y no caer en discusiones estériles o posiciones intransigentes propias de quienes están ciegos espiritualmente.
Como dijo el hombre ciego ante los cuestionamientos de los fariseos; ¡lo que sé es que antes era ciego y ahora puedo ver! Jn 9:25.
Cristo vino al mundo a dar vista a los espiritualmente ciegos.
Cristo reconoce a quienes le reconocen a Él, su verdad y sus caminos.
Que usted y yo podamos atender el llamado de quien nos ha dado vida en abundancia de servirle como Él vino a servir; con pasión por las almas y sensible a las necesidades de un mundo que necesita ver la luz de Cristo.
Oremos.