“Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juro a tus padres, como en este día”
Dt 8:18 RVR 1960 Tuit
Fil 1:19-30
La palabra nos ensena que si hubo alguien que vivió para Jesucristo fue el apóstol Pablo. Escribe esta hermosa carta a la Iglesia de Filipos estando encarcelado en Roma, pero para nada se nota a un Pablo triste o deprimido por la situación adversa que atravesaba, sino todo lo contrario, con un gozo que sobrepasa las circunstancias de la vida y agradeciendo a los Filipenses y animándolos a vivir para el Señor.
El poder de la oración y el Espíritu Santo para liberar
Pablo sabia que con la oración de los hermanos y la ayuda del espíritu santo podía tener libertad, no solo para salir de la cárcel en Roma; sino también de tener la libertad espiritual de vivir más allá de los problemas; confiando que sus necesidades serian satisfechas por medio del Espíritu Santo. Es la misma confianza que debemos tener nosotros, que, aunque los tiempos se vean difíciles, hay poder de Dios para liberarnos de cualquier situación. Dice Pablo que tenia la plena seguridad y esperanza de que jamás seria avergonzado viviendo una vida que diera honor a Cristo.
Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia
Al Pablo referirse a la vida y la muerte denota la madurez que se alcanza al caminar con nuestro Señor Jesucristo. Entiende, por un lado, que vivir le permitiría seguir con los hermanos de la Iglesia para ayudarles a crecer y experimentar la alegría de su fe; y por el otro, morir y estar con Cristo, lo cual sería mucho mejor para él. Como dice la palabra en Ro 14:8 “pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos”. En el Señor tenemos esperanza tanto en la vida como en la muerte. Nadie mas en el mundo nos puede ofrecer esto, solo nuestro Señor Jesucristo.
Vivan como ciudadanos del cielo
Dice la palabra “más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al señor Jesucristo” Fil.3:20. Pablo anima a la Iglesia a vivir como ciudadanos del cielo y comportarse de un modo digno, en todo momento, sean que nos vean o no, nos mantengamos firmes y unidos en un mismo espíritu y propósito, luchando juntos por la fe del evangelio. Y aunque tengamos oposición, sabemos que no solo tenemos el privilegio de confiar en Cristo; sino también el privilegio de sufrir por él.
La Biblia enseña que el sufrimiento, las pruebas y todas las otras dificultades humanas son inevitables; pero la palabra de Dios nos enseña también que “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” Ro 8:37.
La presencia del Rey y el poder de su reino en nuestras vidas no nos hacen invulnerables ni inmunes a las luchas de la vida. Pero si tenemos la promesa de victoria, de provisión para nuestras necesidades, de fuerza espiritual para cada día, y también de sanidad, consuelo y ayuda salvadora.
¿Usted y yo, vamos a vivir para Cristo?
Oremos